El Creador

Sarbe, impartiendo taller de Diseño Gráfico para la Gestión Cultural, en 2013.

Vos  sabías que tenías poco tiempo, por eso te empeñabas en hacerlo todo rápido, todo para ya y todo al mismo tiempo, nosotros no te entendíamos, acostumbrados a dejar todo para después, como buenos salvadoreños acostumbrados a no cuidar el detalle... pero vos no, vos vivías cómo que cada día fuera el último de tu vida, el domingo lo fue. Estoy seguro que ese mural que ese día pintaron en el puerto de la libertad junto con los jóvenes voluntarios lo hiciste con la misma diligencia y energía, con el mismo empeño con el que te vimos crear, desde tu imaginación tantas cosas diferentes que nos hicieron volver a ser niños, dejarnos llevar por los colores, por la realidad paralela que nos construías con tus montajes, con tus diseños que cuidaban hasta el último detalle, y que nos hicieron crecer con tu respaldo profesional que daba la confianza de desentenderse de lo que se sabía que ibas a hacer bien, gracias a tu acción oportuna y congruente, atinada.

Muchos no lo entienden... no se imaginan cómo una persona nacida en esta sociedad tan injusta -hasta la muerte- puede guiar su vida entera por el camino de la solidaridad y utilizar toda su energía para crear un mundo mejor desde su universo con muchas limitantes, pero sin límites. Buscar la forma de hacerlo posible era siempre tu objetivo, por muy alta que fuera la meta.

Ese es el compromiso que nos dejas, el del ejemplo y la prueba de que es posible y que solo hace falta un poquito de creatividad para lograr lo que sea, el compromiso de cambiar las formas y los paradigmas para poder cambiar el fondo, las realidades y las perspectivas. Tomar el reto de cambiar los colores, mezclarlos, quitar un poco de rojo, de blanco, eliminar el ruido y el desenfoque para buscar el azul perfecto que El Salvador tanto necesita.

 Hasta siempre compañero.