miércoles, 17 de octubre de 2012

A Enrique Altamirano y El Diario de Hoy.



Sr. Enrique Altamirano,
a usted que no firma lo que escribe o que permite que escriban cualquier cosa en su medio.

He vomitado, en el sentido figurado del lector, sus editoriales casi cada vez que he tenido la desdicha de leerlas y los he leído, para intentar encontrar algún indicio de que usted no está mal,  que solo creció y se desarrollo en entornos y con valores diferentes no tan ajustados a la realidad nacional, pero no, no lo he logrado y al contrario, cada vez me convenzo más que una de las dos cosas que Einstein dijo que eran infinitas a sus escritos les abunda y pues uno es lo que escribe, lo que dice, pero más lo que hace y lo que ha hecho. Aquí todos conocemos su historia. 

Como se imaginará, mi reacción ante su lamentable artículo en el cual expresaba que “Fue Dios quien dispuso que no existiera la igualdad” publicado en SU periódico – porque estoy casi seguro que nadie más publicaría semejante irracionalidad –fue de indignación y repudio, pero no porque lo dice usted, pues no esperaba menos, si no porque lo que dice y predica constantemente en sus editoriales son precisamente las razones que han permitido que lleguemos a la situación socio económica y des-cultural que vive la mayoría de la población, es decir, sus ideas y las ideas de los que las comparten, atropellan directamente la dignidad del ser humano y con el agravante de hacer mención a la divinidad de las religiones que la mayoría de los Salvadoreños hemos adoptado como nuestras. Tal vez pensó que si Dios le daba alguna ayudadita alguien le creería, pero además de sus convencidos, no lo creo.

Es preocupante saber que existe en El Salvador gente que piensa como usted, que cree que la responsabilidad social de las empresas se limita a la limosna de asignar un pequeño presupuesto en el área de marketing y que después de eso, no tienen ninguna responsabilidad de que el país este sumido en crisis de todos los tipos, que la distribución de la riqueza se limita a la generación de empleo que además de pagar unos salarios miserables, explotan a las personas haciéndolas trabajar por largas jornadas lo que no permite que puedan desarrollar otras capacidades que favorezcan el desarrollo integral y por ende la calidad de vida de la gente. En especial usted, que es dueño de un periódico de “alta” circulación y que más que dedicarse a informar verazmente sobre la realidad nacional, se perfila a discreción inclinando la balanza de su línea editorial hacia su lado predilecto, la cual nulas veces ha estado inclinada para el lado de la mayoría de los Salvadoreños, los que se lo compran, los mismos que no han tenido tiempo de desarrollar sus capacidades plenas porque tienen que sobrevivir. 

Pero no soy un tipo pesimista y le agradezco, así como en algún momento le agradecí a un diputado por habernos permitido descubrir lo que en realidad la sociedad civil es capaz de hacer cuando se organiza. Ahora gracias a sus escritos llenos de desprecio a la vida y a la dignidad y sesgados por la avaricia, veo una luz en el camino que espero que sea la detonante que permita a los lectores juzgar con criterio lo que leen, estar vigilantes ante las manipulaciones de la información a las que nos tienen acostumbrados los medios y a saber elegir lo que consumen, porque ya ve, que a uno cuando no le cae bien la comida, la vomita.



*Publicado en el Blog de Indignados El Salvador. 

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